Pensar desde las plantas
Una iniciativa de la plataforma Humanidades Ambientales con el apoyo del Museo La Tertulia (Cali).
Bienvenidas y bienvenidos a Pensar desde las Plantas, un espacio de co-pensamiento que busca abrir y habitar mundos no-humanos y más-que-humanos. Una vez al mes, las personas participes de Humanidades Ambientales nos reunimos para especular sobre las relaciones que tejen el medio ambiente a partir una serie de lecturas y un diálogo con sus autores. Esta es una conversación interdisciplinar, cuyos participantes e invitados que van desde estudiantes, artistas, escritores, hasta quienes hacen vida a partir de las plantas. Venimos con más preguntas que con respuestas y, más que estar preparados para liderar, estamos preparados para aprender. Aquí no hay expertos, sino un ecosistema de perspectivas que hacen de este grupo un bosque más que una plantación. Queremos quedarnos con esta figura durante nuestras discusiones y que imaginemos saberes que articulen y conecten, en vez de que homogeneizar y jerarquizar. Seamos plantas.
Pensar desde las Plantas nace de una serie de conversaciones entre amigos y colegas interesados en el entrecruce de los estudios ambientales y las humanidades. A principios de 2019, nos preguntábamos: ¿cómo, a partir de las plantas, podemos contar otro tipo de historias? ¿cómo podemos imaginar otros futuros? ¿es posible pensar algunos de los conceptos propios que prefiguran "lo humano" (agencia, lenguaje, poder, relación, sociabilidad, etc.) a partir de otras formas de vida? ¿Qué podemos aprender de las plantas sobre las maneras de relacionarnos con la vida que compone nuestro entorno inmediato? Las palabras se fueron quedando cortas, así como las maneras en que pensábamos las respuestas. El primer paso en esta conversación ha sido entender que las plantas no son solamente lo que nuestros hábitos de pensamiento nos sugerían: seres vegetativos.
Algunxs se preguntaron por las relaciones entre plantas y economía global, o entre afectos y bosques. Otrxs se preguntaban por la forma que tomaría una historia del narcotráfico desde la perspectiva de las plantas, y otrxs por definir una ética contemporánea en relación a los ecosistemas que habitamos.
Así, las preguntas empezaron a germinar y la conversación a tomar forma…
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Nos reuniremos una vez al mes, por una hora y media. Para cada sesión habrá un grupo de facilitadores que se encargan de guiar la charla. Intentaremos, además, inivitar al autor del texto que leeremos en dicha sesión. Empezamos con preguntas, intensidades y aperturas. Más que con respuestas, lógicas y retornos, intentaremos llevar la conversación hacia lugares que sean más generosos y fértiles. Esto no implica que la forma determine el curso de los eventos. Implica, más bien, un tipo de relaciones con el texto que sean cercanas (en oposición a generales), constructivas (en oposición a deconstructivas), positivas (en oposición a negativo), generosas (en oposición a críticas), y éticas (en oposición a normativas). Los conceptos de los que partiremos tienen historias que contar.
Pensemos, por un momento, en las suculentas y sus hojas. En las plantas, las hojas generalmente se conceptualizan como órganos terminales. Sin embargo, las hojas de las suculentas tienen una particularidad: pueden desarrollar raíces y brotes. Una vez separadas de su planta madre, las hojas de la suculenta tienen la capacidad de desarrollar nuevas estructuras, haciéndose así, una planta totalmente nueva. La suculenta tiende a desconocer los límites. Crece hasta donde necesita y una vez llega, sus hojas se hacen una planta nueva. Quedémonos con la figura de la hoja de la suculenta e imaginar desde allí la dinámica de nuestra conversación. En nuestras reuniones dejaremos que el contexto nos jale en diferentes direcciones. Nos interesa las maneras en que las lecturas nos fuerzan a buscar luz y, de este modo, violentan y rompen nuestros hábitos de pensamiento. Nos interesa pensar cómo lo que aprendemos nos permite actuar de otras maneras.
Los textos son puntos de partida en común. Una vez llevamos el pensamiento a un lugar seguro, una nueva planta puede crecer, y la conversación podrá hacerse nuevamente. Más que corregir nuestras lecturas, nos interesa que este espacio sea para hacer algo nuevo, entre todos. Un compost de ideas.